En lo que se refiere a mi preparación, soy licenciada en Sociología egresada de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, con estudios de derecho en la facultad ambas en la UNAM, estudie recientemente la maestria en Ciencias de la Educación Familiar y desde hace diecisiete años me desempeño como profesora horas clase en la Escuela Preparatoria No. 86 de ciudad Nezahualcoyotl, imparto las materias de sociología, economía, derecho y estructuras socioeconómicas de México.
Por otra parte, ser educador constituye un notable modelo de identificación exterior a la familia. Asimismo ser docente, en una sociedad en que la familia se encuentra en crisis y está casi ausente en la socialización del alumno, me invita a ser un digno ejemplo, para conducir al estudiante a asumir nuevas actitudes mentales, nuevos valores, nuevos conocimientos y nuevas motivaciones.
Por esta razón, como profesora universitaria el problema al que me enfrente al inicio de la docencia fue a la práctica cotidiana, a la acelerada producción de nuevos conocimientos en todas las áreas, a la agresiva competencia profesional, a la valoración social del trabajo, la cual me exigió la actualización de mi formación y práctica docente. De hecho, se ve reflejado en la inversión de mi tiempo para estar actualizado y que de esta forma los alumnos reciban un mejor servicio de mis aprendizajes.
Consideró, que el papel del docente en esta tarea es primordial ya que es a través de él como se realiza el proceso educativo en el salón de clase. Por lo que se podría afirmar que ni los grandes programas nacionales, ni las decisiones de directivos o supervisores tendrán efecto en la calidad de la educación, si el maestro no las concreta en su trabajo cotidiano.
Finalmente, creo que el docente debe buscar que su enseñanza sea de calidad, (no obstante a que su percepción económica no sea la adecuada) no entendiendo ésta como hacer las cosas mejor, sino de hacer las cosas de otra manera, es decir, necesitamos entender que la calidad depende de todos los que participamos en el proceso y si nuestra aportación es decidida, entusiasta y bien orientada; podremos contribuir a que nuestros alumnos tengan las bases para que mediante la educación puedan mejorar la calidad de su vida e indirectamente estaremos colaborando también en el proceso de desarrollo de nuestra sociedad.